El peque llama nuestra atención

chantaje

Mi pequeño de 6 años se porta muy mal, lleva una temporada que constantemente reclama nuestra atención, pesao, pesao.

Duerme bien, come bien y va bien de la tripa, así que no entendemos mucho el porqué de este comportamiento. Quizás en las últimas semanas la situación se haya ido complicando, tiene la costumbre de quitarnos cosas, las esconde, las rompe o incluso nos chantajea ofreciéndolas para que le demos algo a cambio. Al principio era gracioso y no lo tomábamos a mal, era como un juego, pero los robos fueron aumentando, su conducta se empezó a complicar.

Nunca ha sido fácil con él, la sociabilidad no es lo suyo. Últimamente se pelea en el parque también y es difícil y desagradable salir a la calle con él. No voy a decir que tenga una conducta violenta porque también tiene sus momentos de mimos y cariño desmedido, pero cuando se enfada te mira fijamente a los ojos y te reta. Cuando tiene una rabieta, la convivencia se hace difícil y nos hace plantearnos muchas dudas. Los vecinos deben estar hartos de ruidos y estridencias a cualquier hora del día, aunque es verdad que pasadas las once de la noche es como si se le acabaran las pilas y lo que quiere es dormir en su cama, con su luz apagada y con poco ruido.

Es verdad que no le hacemos mucho caso. Ya se sabe que con el trabajo, la casa, la consulta y todas las obligaciones que las redes sociales me traen, es muy difícil dedicarle tiempo. Últimamente el rato de ponerle las comidas y poco más.

Sirva este corto relato como desahogo, como petición de ayuda, como un decir hasta aquí hemos llegado. Esta mañana llegamos al culmen, nos ha quitado el edredón de la cama y se ha escondido bajo el colchón. Entre no saber si reír por el gesto y el no saber qué hacer, he optado por contar nuestra situación.

Y es que adoro a mi perro, un cocker spaniel negro de 6 años, tan nervioso hoy como el primer día.

Publicado originalmente en el Huffington Post por el mismo autor con el título de Llamada de atención

Niños burbuja

No es mi propósito hablar de la inmunodeficiencia congénita, grave enfermedad donde los niños carecen de un sistema inmunitario competente y se ven obligados a vivir en una burbuja estéril que les aísle e impida todo contacto con el mundo, lleno de virus insignificantes para nosotros, pero mortales para ellos.

No voy hablar de graves pero anecdóticas enfermedades, quería hablar de algo cada día más frecuente, pero que siempre existió, el niño sobreprotegido, o superprotegido, mimado, aislado virtualmente del mundo que le rodea para evitar que sufra el más mínimo problema, situaciones percibidas como tales agresiones por sus amorosos padres.

Manolo esta semana nos presentaba a su compañero «el collejas» y a su madre, una señora complicada y problemática en su circulo, que cuida todos y cada uno de los detalles de su hijo hasta un extremo a veces visto por su entorno como asfixiante. Una sobreprotección que aparentemente genera conflictos. ¿por qué ocurre?¿es mala la sociedad?¿es cruel el entorno en el que vive?¿es la sociedad la que limita con su actitud el hacer bueno o malo de la mamá o es la mamá la que limita la libertad y autonomía de Pedro?

¿Cual es el punto adecuado de protección de un niño?, ¿Cuando podemos decir y desde que óptica, que nos estamos pasando y cuando que no estamos llegando? Todos los padres tenemos la tendencia natural, salvo excepciones, de protejer y cuidar nuestra prole, nos invade un miedo a perder nuestra obra, evitamos accidentes que marquen a nuestros hijos, intentamos evitar enfermedades por todos los medios, queremos siempre lo mejor para ellos, dejaríamos de comer para que ellos comieran. Pero ¿donde ponemos el límite?

Demasiadas preguntas que no tienen una única respuesta, cada uno interpretará según su buen hacer lo que es justo y lo que es exceso, pero os voy a dar mi punto de vista porque para hacer solo preguntas no escribiría esto. Cada uno tendrá a estas alturas ya su opinión formada, la mía es una más.

Pienso que hay que arriesgar, el riesgo es fundamental en la educación de los niños. Un niño que no arriesga en un tobogán no llegará nunca a subir, un niño que no le permitimos arriesgar un día de frío a que juegue al fútbol con la equipación igual que sus compañeros, no sabremos si resiste. Si no le echamos al agua no sabremos si nadará. Un niño debe experimentar su entorno y debe interactuar con lo que le rodea. Evidentemente no tiene porque aprender como pincha un cuchillo, o como es un calambre eléctrico de 250 voltios, pero se le debe permitir constantemente que investigue pruebe y cometa errores en la vida para que pueda aprender de su experiencia, no de la nuestra, no limitarle con nuestras frustraciones ni con nuestras aspiraciones no conseguidas.

Educar no es difícil, solo hay que hacerlo todos los días. A veces hay que encogerse y apretar los dientes mientras camina por las piedras que le permitirán cruzar los ríos virtuales que se crucen en su camino, pero si le prohibimos pasar o le pasamos en brazos, le estamos limitando su aprendizaje, su libertad y su autonomía y podemos estar criando niños muy seguros, pero infelices.

El ingenioso hidalgo don Manolo

Me gusta irme a la cama por las noches después de cenar, me voy a mi cuarto y apago la luz, mis padres se deben pensar que soy muy dormilón porque no protesto nada. Me meto en la cama y cuando se piensan que me he dormido, saco mi linterna y mi libro y me paso leyendo mucho rato. Creo que no he terminado ningún libro y me quedo dormido siempre.

Tengo montones de cuentos y libros que hay por casa, los cambio con los amigos y algunos me los baja papá en su tablet. Los empiezo a leer y rápidamente me transporto a mundos de fantasía imaginarios, a islas con tesoros o grandes escenarios donde soy un rey vikingo o un emperador romano, me suceden de verdad grandes historias que salvo el principio nada tienen que ver con el libro que estoy leyendo.

Es como si el libro me absorbiera y esta capacidad que tengo yo para viajar en el tiempo me transportara a mundos fantásticos, os aseguro que he encontrado tesoros piratas, yo fui el que junto a un amigo mío regordete atacamos los molinos de viento en la mancha, y yo también el que junto a mis amigos robábamos en las calles de Londres para un tal Fagin. Yo fui aquel niño que encontraron en la India después de haber sido criado por los lobos, he estado en Nepal con los lamas, en las selvas amazónicas descubriendo nuevos mundos, eso sí aquí me tocó nada más que fregar la cubierta del barco porque iba de grumete, pero estuve allí y conseguí volver antes de que los caníbales se comieran al jefe.

He sido hobbit y orco, le sisaba de todo a mi amo ciego en Tormes, volé en globo alrededor del mundo y viajé al centro de la tierra. Me he enfrentado a magos y brujas, he sido rey en Narnia y esclavo en las plantaciones de algodón en Alabama. Bailarín en el Royal Albert Hall y cantante en un coro durante la gran guerra. Preso con mi pijama de rayas y ayudante de un domador en un circo ambulante, viajé con Anibal y hasta con Atila, seguí la ruta de la seda y llegué junto con mis padres a Cuenca.

Los libros me han llevado a tantos y tantos sitios que ahora creo que he vivido mil vidas. Quizás en el colegio podrían recomendar alguno bueno, porque el libro del buen amor o el cantar del mio cid no hay quien los sufra o que tristeza con adiós cordera u otras piedras que recomiendan, claro luego me suspenden en lengua, mecachis.

¿Son necesarios los libros de texto?

A raíz del tema de las mochilas y las lesiones de espalda que soportan los escolares y que hablabamos ayer, pretendí dar alguna solución de como manejar los libros sin tener que transportarlos. Hoy damos un paso más.

¿ Y si desaparecieran los libros de texto?

Una novela apetece tenerla entre las manos físicamente para poder disfrutarla, como me comentaba @soyDelia en twitter, pasar sus hojas apresuradamente para no perder la trama, o lentamente para que no acabe la lectura y la ensoñación.

Un libro de texto, un diccionario, una enciclopedia y una agenda escolar creo que a las alturas que estamos no son imprescindibles, máxime cuando se supone que queremos iniciar a los chic@s en la sociedad que les va a tocar vivir. No deberíamos enseñar con material de otras epocas. No digo yo que tengan que ir al cole con ipad2 3G y wifi, pero hay alternativas económicas que podrían hacer más actual y a la vez más real para ellos la enseñanza.

El ministerio iba a dar ordenadores, las comunidades digeron que ellas los iban a dar mejores y con mas capacidad, bien, pues que lleven libros digitales, conexiones a enciclopedias, todos los deberes en formato pdf o word o mejor todavía openoffice o libreoffice que es software libre y no hay que pagar licencias carísimas por ellos. Moodle como gestor de contenidos que también es gratuito, y miles de aplicaciones y herramientas que los maestros conocen mejor que yo.

Si a un militar se le hacer ir a la guerra con una lanza, a lo mejor se aburre o atemoriza en el camino y se da la vuelta, igualmente si a un niño le das un librote puede que el atractivo sea el de la lanza. Las herramientas son muy importantes en tiempos donde el fracaso escolar es un problema, luego llamamos a los niño inquietos, fracasados o hiperactivos y a lo mejor solo estan «indignados» con el sistema educativo que les ha tocado.

Libros de texto obsoletos, espaldas lesionadas

No es estraño que gran parte de los artículos en los blogs pediátricos en estos días tengan como tema principal la escuela. Ya hablamos de los peques, hoy nos tocan los mayorcitos.

Que el saber no ocupa lugar es la gran mentira con la que nos intentado engañar desde siempre, en las estanterías de mi salón no caben más libros, entre enciclopedias, tomazos de medicina, manuales de todo tipo y otros, no hay sitio ni para un papel. Al principio se guardan los libros de texto escolares de los hijos, si se fueran de casa a los 18 años y se fueran a un piso de medidas adecuadas, se los podrían llevar. Pero como ni se van a los 18, ni en los pisos que encuentran cabe un cuaderno de perfil, los libros permanecen almacenados, hasta que un buen día se «reciclan».

Tanta ciencia acumulada año tras año. Que cambia una letra en la historia de españa, pues se cambia el libro, que 2+2 pueden o no pueden ser 4, pues se cambia el libro de matemáticas y así todos los cursos. No son baratos, pero cuando te quejas, alguien te dice que eres un gañan por no invertir dinero en cultura para tus hijos.

No es raro en este razonamiento pasar por alto que todos esos libros han pasado por los hombros de tu hijo en forma de mochila todos los días del curso uno tras otro. ¿Cuantos kilos mueve un escolar si los sumamos durante todo el curso?…….Muchos. Y ese esfuerzo ¿ha tenido alguna consecuencia positiva? Cuando alguien, no yo, va al gimnasio carga un montón de kilos en forma de pesas y potros de tortura, genera una gran cantidad de energía cinética en las cintas de correr o en el spinning (que dios confunda al que los inventó), que se aproveche o no, es otro cantar, pero se genera. Sin embargo, transportar una mochila de un lugar a otro durante 13 años de escolarización obligatoria, no genera ni medio watio de energía.

La sobrecarga en la espalda directamente por la mochila con exceso de peso y además mal colocada porque la moda dicta que hay que llevarla caída igual que los pantalones, o el carrito corto que obliga a ir torcido para arrastrar el peso, generan sobre la columna dolores, malestares y deformaciones. No olvidemos que estamos generando dificultades sobre una espalda en crecimiento y formación.

Lanzo una propuesta que en tiempos de crisis debe ir fundamentada económicamente.

Gasto: Poner taquillas o casilleros en los pasillos del colegio para dejar allí los libros y el material escolar, como estamos hartos de verlo en las películas de colegios americanos.

¿Como pagarlos?:

1.- No gastando: Estamos en la era de internet el libro de texto en papel debería en la escuela ir pasando a un segundo plano y también en casa , hay que aprender a utilizar los recursos en la red, ahorrar gasto en libros que no pagarían los padres. No comprarían mochila y no habría gastos médicos derivados de las lesiones de columna y derivación a fisioterapia.

2.- ingresos: Por parte de las administraciones públicas revertiendo el ahorro sanitario y en subvención de libros, becas y otros que no se producirían. Y otra fuente de ingresos para el colegio, sería una tasa a los padres a modo de fianza retornable, que garantice por medio del pago el buen mantenimiento de la taquilla.

Es ante todo un pequeñito esfuerzo que es barato y el beneficio para los escolares es inmenso.

P.D. (solo para corruptos, la compra de material puede generar alguna comisión que tambien podría suponer algún ingreso extra)

 

Guardería o Escuela infantil


Nueva incursión en los medios audiovisuales, esta vez para un anuncio publicitario de Mothercare (by the face, ni un duro) Para su página de internet F@ns de la maternidad allí podréis encontrar el resto de vídeos extraídos de una entrevista realizada en el mes de junio.

Se toca el tema de las escuelas infantiles, necesarias o no, ¿es un mal menor como dicen las madres afectadas? o en realidad son un estímulo más que interesante en una sociedad cada vez más competitiva, donde la familia no puede por sí sola ofrecer todo el abanico de posibilidades disponibles. Trabajos, prisas, perdida de la familia como tribu educadora etc..

¿Está mejor el bebe en casa con la cuidadora o en una escuela infantil? ¿Cual desarrolla más y mejor? ¿A que niñ@ se le están ofreciendo más posibilidades de futuro, más madurez y autonomía?¿Que ofrecemos mimos o Educación con mayúsculas?

Los padres se sienten culpables por llevarlo a la escuela, los padres se sienten mal por que pierden un bebe, los padres se sienten frustrados por tener que ceder parte de su poder, temen que se le haga grande muy pronto ¿Y el menor, que siente?

No se, son demasiadas preguntas, los pediatras, de siempre, han demonizado las guarderías, y yo también cuando en invierno se te llena la consulta de mocos o diarreas por los procesos víricos contagiados en las clases. Pero estamos hablando de desarrollo y aprendizaje.

Habrá que esperar a ver que comentan los maestros del tema.

Bebés tecnológicos

A raíz del artículo de Manolo del martes pasado, donde nos contaba los problemas que tenía con las amigas de su hermana recién descubierta, sin querer se plantea un nuevo problema más atractivo para padres, de difícil solución y que no tiene una respuesta única. El uso del ordenador.

Planteé ayer una pregunta al grupo de facebook «¿A qué edad puede o debe tener un niño acceso a un ordenador acompañado y cuando puede o debe tenerlo en propiedad?» Muchas han sido las respuestas, algunas personales a través de mensaje directo y otras muchas en el propio grupo como comentarios al artículo Aquelarre ya citado.

El ordenador como herramienta de comunicación y aprendizaje es muy poderosa y nadie dudaría en dejárselo al bebé para que juegue con él, explore y lo maneje, igual que le dejamos el móvil para que vea las fotos o oiga las músicas. Pero resulta que lo que hay al otro lado también es muy potente, decía algún padre que hay miedo a los muchos degenerados que existen. ¿Entonces qué hacer?

Conste que estoy escribiendo esto cuando acabo de leer todos las opiniones recibidas y estoy intentando hacer un resumen.

¿Qué hacer? Parece lógico que hay que darles todas las herramientas de aprendizaje posibles, el ordenador no es una herramienta de futuro es su presente y tendrán que convivir con él igual que vosotros con el mando a distancia de la tele y yo con el bolígrafo. Los dos años parece una edad adecuada para iniciarse en el control del ratón o el touchpad del portátil y la escuela junto con sus amigos parece el entorno adecuado, explorar e investigar, abrir canales, es la edad adecuada. Al igual que empiezan con las ceras o la pintura de dedos, el uso del ratón o el control de los colores que salen por la pantalla parece ser el momento idóneo. A partir de ese momento, en la escuela, debe ser una rutina, una herramienta de uso diario con la que se multiplican las posibilidades de descubrir el mundo.

¿Y los degenerados? También los hay en la calle y somos los padres los que acompañamos a los chicos hasta la puerta del cole, pues llevemos también a los chicos de la mano en esta experiencia, hasta que se puedan valer por sí mismos, sin encorsetar, acompañando y con el ojo avizor.

¿Cuando se pueden valer por si mismos? Pues creo que cuando han demostrado que saben lo que hacen. No los dejamos ir solos al cole hasta que estamos seguros de que lo harán bien. ¿A qué edad? Pues cada uno a la suya y a la de sus padres.

Seamos generosos, es su mundo el que hay descubrir, la mente abierta se hace libre y sana, el excesivo control crea miedos y los miedos crean inseguridad y sometimiento. Explorar va a explorar, ¿Queremos que sea con nosotros o a pesar de nosotros?