Debo confesar que los bebés no me gustan, nacen feos, no saben hacer nada, lloran, no se explican y tienen madres, en consulta son un problema.
Es broma ¿o no? pero algo así me inspiró para escribir el artículo en el Huffington Post de la semana pasada con el título de Cómo cabrear al pediatra de su hijo. El caso es que la gran repercusión, a la que no estoy acostumbrado, y los comentarios recibidos me están haciendo reflexionar. ¿Es realmente ironía?¿No serán sentimientos tapados por la educación recibida?¿lo llevo mal?
Un segundo episodio ocurrido también el viernes pasado, fue la nota ministerial sobre el aumento de la edad pediátrica en la unidades hospitalarias de 14 a 18 años y todo el revuelo que se organizó en las redes sociales. ¿Es la puerta de entrada?¿Después vendrá la ampliación a la atención primaria?¿están preparados los pediatras para ello?¿quieren?¿qué opinan los adolescentes?
Algo de cierto hay en que no me gustan los indefensos bebés, mi obsesión siempre y lo he comentado muchas veces es hacerlos mayores, destetarlos, sacarlos de debajo de las faldas de su madre. (entiéndase madre como pareja de progenitores) soy un pro-autonomista, si se me permite el término, me gusta el niño de cuatro o cinco años que entra en la consulta me da la mano o choca los cinco y me explica lo que le pasa; me duele la garganta, me ha dolido el oído, no quiero comer, etc, por cierto jamás dicen eso de tengo fiebre, eso lo dicen los padres, pero esto es otro tema y me estoy yendo.
En el campo educativo ocurre algo similar ¿cual es la edad para ir a infantil y abandonar la guardería (escuela infantil)? o ¿cual es la edad para ir al instituto y dejar el cole? Si por las madres fuera se alargarían lo más posible estos pasos. En nuestra sociedad no está de moda empujar a los críos afuera para que se hagan hombres o mujeres, se les va a mantener en casa hasta los 30 o más, se les da toda la superprotección posible.
Desde este punto de vista interpreto yo el aumento de la edad pediátrica, un adolescente con 17 años con un físico de hombre o mujer ya desarrollado, que podría estar trabajando ya, que podría incluso haber formado una familia, ¿debe ir a su pediatra?, irá acompañado de su mamá que explicará por él los síntomas que padece, interpretarán sus papás sus dolencias. Creo que deberíamos bregar en dirección contraria, adelantar episodios y dar armamento social a una generación, que por las razones que fuere deberá enfrentarse a un mundo hostil y competitivo, no ocultarlos a la sociedad sino permitirles evolucionar, apoyando, estando a su lado y dando confianza, no menospreciando sus capacidades.
En mi consulta tengo un taburete de dos escalones para acceder a la camilla de exploración, un crío de dos años sabe subir escalones, raro es el padre que le permite trepar, reaccionamos aupándoles en brazos, ni eso les permitimos.