No tiene nombre

Esta mañana en el patio del colegio jugando al fútbol me han hecho una falta de esas que hacen historia, me duelen las espinillas un montón, pero no he llorado ni nada, ya soy mayor, en primero de primaria, pero mayor. Me he retirado del partido y me he sentado en las escaleras para seguir como terminaba mi equipo, seguro que mal como mi atleti, pero bueno. Como estaba aburrido me puesto a tomarme el bocata que me ha preparado mi padre esta mañana, de pronto he reparado en una niña que no había visto nunca, será de mi edad, está sola, no lejos de mi pero detrás, acurrucada sobre sus rodillas como si tuviera frío, claro ha salido sin abrigo. Me mira con unos ojos grandes que no parpadean y creo que esta fija en mi bocadillo, claro, es que es del jamón que nos regaló el abuelo. Yo a lo mío el partido sigue aburrido, siento sus ojos grandes clavados en mi cogote, se que no ha dejado de mirarme ni a mi, ni a mi desayuno. Me doy la vuelta para preguntar que le pasa un poco mosqueado y la veo con esos ojos húmedos medio llorando, los labios están amoratados, será del frío y dentro de mi siento que algo no va bien, yo soy un tipo duro, pero esos ojos hacen que trague saliva y me levante a preguntarle que ocurre.

Mi abrigo esta en el suelo arrugado, lo cojo para ponerselo por encima, baja la mirada y no contesta cuando le pregunto su nombre, le ofrezco medio bocata del mio y lo coge diciendo algo que se parece a gracias pero suena raro, se lo come deprisa y con todo el dolor de mi corazón le ofrezco el resto, deseando que no lo cogiera. Todavía tenía la boca llena de mi jamón cuando le pregunto por su abrigo, me hace un gesto con la cabeza diciendo que no, ¿Como no va a tener abrigo? Todo el mundo tiene abrigo y a todos los niños les dan algo para desayunar. Me dice cosas que no entiendo, debe ser de esos que salen en la tele de países lejanos o incluso de una familia pobre. Dios mio, yo creí que los pobres solo salían en los cuentos y resulta que en mi pueblo hay pobres. Esto lo tengo que solucionar, mañana vengo con doble merienda y le traigo un abrigo que me sobra, a partir de ahora se acabará la pobreza en mi pueblo, seguro que papá y mamá me ayudarán con mi nueva amiga.

8 comentarios en “No tiene nombre

  1. 4mmf dijo:

    Dejando de lado políticas económicas que inducen a deterioros en la calidad de vida, me interesa más de tu artículo el por qué del atrofiamiento en el adulto de la percepción del sufrimiento ajeno. ¿Qué valores poseemos y transmitimos? ¿Qué nos convierte en sociedad anestesiada, entumecida, aletargada?
    Tienes razón, a un niño, no se le escapa el dolor de los otros. Aún son capaces de no mentirse a sí mismos.

  2. Isabel D. dijo:

    ¡¡ Genial !!
    Ayer vine a buscar tu escrito, como todos los martes, y entiendo que haya salido un día más tarde.
    Estoy totalmente de acuerdo con la opinión anterior. Los niños perciben lo que los adultos no vemos , o no queremos ver.
    Es un buen tema para reflexionar. Principalmente, en estas fechas que se acercan.

  3. Esos ojos me han atrapado, estan tras de mi todo el día, no me piden el bocadillo, pero se que se estan ahí. ¿Qué abrigo puedo dar yo? ¿Vale con un donativo que me puedo desgravar luego? o es en el día a día de nuestro trabajo donde se nos pide una nueva forma de actuar.

  4. Marta dijo:

    Lo de desgravar por un donativo es vergonzoso.
    Al final el mensaje es: tú das algo a cambio de otra cosa. Nunca nadie da nada por nada. Pero dónde vamos a llegar!
    Con la llegada del invierno, muchísima gente que está en la calle lo pasa muy mal todas las noches…
    Eso sí, yo calentito en mi casa, con la calefacción a todo trapo y ya está…

    • Seguro que en estos días y aprovechando la ñoñería típica de la navidad recibes en tu buzón cartas de multiples ONGs pidiéndote colaboración y ayuda a la causa, recordando al final que te puedes desgravar un 15% en el IRPF. Yasí se queda la conciencia y el bolsillo tranquilo

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